Comunicación corporativa que no comunica: La crisis (no tan silenciosa) de las empresas que crecen | La Potencializadora
- Adriana Herrejón
- 27 nov
- 3 Min. de lectura

A medida que las organizaciones mexicanas crecen, su comunicación suele volverse más compleja y menos clara. Lo que antes funcionaba —una reunión rápida, un mensaje directo o una instrucción del fundador— empieza a fragmentarse entre áreas, niveles jerárquicos y plataformas.
Según Great Place to Work México (2024), el 63% de los colaboradores en empresas medianas y grandes no comprende con claridad la estrategia de su organización.
Esa desconexión no siempre se percibe como una “crisis”. Se manifiesta en síntomas cotidianos: proyectos que se duplican, mensajes que se contradicen, o equipos que operan con prioridades distintas. Lo que está en juego no es la cantidad de comunicación, sino su capacidad de alinear la acción con la estrategia.
Qué entendemos por “empresa que crece”
De acuerdo con la Secretaría de Economía (2024) y el INEGI, una empresa mediana emplea entre 51 y 250 personas y puede facturar hasta 250 millones de pesos anuales, mientras que una empresa grande supera ambos rangos.
En ese umbral —donde la estructura se formaliza pero la cultura aún depende del liderazgo original— aparecen los mayores desafíos comunicacionales:
Los mensajes pierden contexto.
Los líderes comunican según su interpretación.
Las decisiones se informan después de tomarse.
El crecimiento trae éxito y complejidad a partes iguales; lo que antes era intuición, ahora requiere sistema.
Comunicación corporativa sin coherencia: tres síntomas frecuentes
Mensajes que compiten. Cada área habla desde su propio lenguaje. Marketing promete algo que Operaciones no puede entregar; Recursos Humanos comunica valores que no se viven.
Canales saturados.
Hay boletines, correos, intranets y grupos de chat, pero sin propósito claro. El exceso de información genera más ruido que claridad.
Narrativas incongruentes.
Externamente se proyecta innovación, pero internamente predominan procesos rígidos. La marca dice una cosa; la cultura muestra otra.
Según Deloitte Human Capital Trends 2024, la “gobernanza de la comunicación” es hoy una de las cinco brechas más críticas en organizaciones latinoamericanas: digitalizan canales, pero no redefinen responsabilidades ni propósito narrativo.
Cómo se pierde la coherencia (y cómo se recupera)
El problema no está en la tecnología ni en la intención. Está en la falta de estructura narrativa: quién comunica, qué, con qué objetivo y cómo se conecta con la estrategia general.
Una comunicación corporativa saludable requiere tres capas bien definidas:
Nivel | Enfoque | Resultado esperado |
Estratégico | Conectar propósito, visión y mensajes clave. | Narrativa unificada que orienta decisiones. |
Cultural | Traducir valores en comportamientos y rituales. | Equipos alineados por convicción, no por instrucción. |
Operativo | Ordenar canales, flujos y roles comunicativos. | Eficiencia, claridad y reducción de conflictos. |
En la práctica, las organizaciones que logran articular estas capas experimentan un aumento de hasta 25% en productividad (Gallup, State of the Global Workplace 2024), y reducen en 34% la rotación asociada a desalineación interna (INEGI, 2023).
Comunicación como infraestructura estratégica
Tratar la comunicación como un “complemento” o una función administrativa es un error común. En las empresas que sostienen su crecimiento, la comunicación se gestiona como infraestructura estratégica, al mismo nivel que la operación o las finanzas.
Esto implica:
Medir coherencia, no solo alcance.
Formar líderes comunicadores, no portavoces.
Definir un sistema de mensajes que conecte cultura, estrategia y reputación.
El resultado no es un flujo de correos más ordenado, sino una organización que piensa y actúa bajo una misma lógica.
La nueva competencia: coherencia
En un entorno donde los mensajes compiten por segundos de atención, la ventaja competitiva ya no está en comunicar más, sino en comunicar con propósito. La coherencia —entre lo que se dice, se hace y se percibe— se ha convertido en un indicador directo de confianza.
Una empresa coherente proyecta solidez.Una empresa desalineada proyecta incertidumbre, sin importar su tamaño.
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